No cabe duda de que "el iberismo" es una opción política con futuro. Pero tampoco la hay de que dicho futuro dependerá mucho...

Escuela de innovación política (5): oportunidades políticas y Know How.



No cabe duda de que "el iberismo" es una opción política con futuro. Pero tampoco la hay de que dicho futuro dependerá mucho del "saber hacer" de las organizaciones políticas. Y en este sentido los términos "liderazgo" e "innovación" vuelven a ser imprescindibles.

Para empezar sería aconsejable que las organizaciones políticas no tuviesen en cuenta "las recetas políticas" ya utilizadas, sin que como mínimo, las mismas hayan sido revisadas y actualizadas, porque precisamente de lo que está necesitada la sociedad es de "nuevos" procedimientos participativos, y de estructuras y actitudes que "los faciliten".

Por otro lado "el iberismo" no debe de ser exclusivamente la reivindicación de medidas administrativas que faciliten el acercamiento político entre naciones o culturas ibéricas con el objetivo de converger en un proceso de integración política entre ellas. Ser iberista tiene que ser también y fundamentalmente el desarrollo de "un saber hacer", que requiere de capacidad de liderazgo e innovación, y dicho "know how" tiene que transmitirse y asumirse por "todos" los miembros de la organización política, por todas "las personas" que se sientan identificadas con esa nueva forma de participación política y con sus objetivos. Y estos objetivos deben de ser definidos y perseguidos para cualquier ámbito territorial, es decir no tan solo para aquellos espacios o zonas geográficas consideradas fronterizas entre los distintos países, naciones, o culturas ibéricas, sino que deben de estar constituidos al menos por una serie de principios ideológicos y estratégicos que constituyan "las señas de identidad" de los líderes políticos iberistas sea cual sea su ámbito de actuación, y deben servir para que estos realicen con coherencia su actividad.

Transmitir ese "saber hacer" debe ser la primera tarea de cualquier iberista; estar formado y saber formar a cualquier persona es la primera referencia o indicador para apreciar la fortaleza de los miembros de una organización y en conclusión de ella misma.

La eficiencia de una organización y su capacidad de desarrollo no se basa en analizar su repercusión mediática ni en dicha búsqueda, sino en valorar a las personas que la forman y en saber convertirlas en líderes políticos sea cual sea el papel que desempeñen en la organización.

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